Sábado por la noche. En la tele, un Real Madrid tocado por la mano del infortunio se enfrenta al mejor Barcelona de los últimos años. No soy seguidor de ninguno de los dos equipos, de hecho a mi el futbol me importa bastante poco, pero precisamente por eso me subo en mi pedestal y una vez elevado sobre el bien y el mal comienzo a lanzar análisis futbolísticos dispararatados, que dejan en evidencia mi ignorancia balompédica. En cualquier caso no hago nada distinto a lo que hacen millones de "entendidos" todos los fines de semana en este país. Y además no sufro.
A pesar de todo, no puedo dejar de notar cierto sentimiento de pudor, cuando mi hermano, que a sus diecisiete años es un apasionado seguidor de la LFP, me recrimina mi falta de respeto por su afición y me invita a cerrar la boca con un expeditivo "no tienes ni puta idea".
Mi hijo de dos años y medio se me cuelga del cuello, reclamando mi atención y me salva de la ira fraternal, llevándome de su pequeña mano a un mundo que se reduce a él y a mí; un mundo donde no existen jugadores millonarios, ultras fascistas de uno y otro palo, presidentes mafiosos y locutores con incontinencia verbal.
Al cabo del rato, mi niño se cansa de jugar conmigo y me pone los cuernos con su juego de construcciones. El partido continúa. Ya han pasado casi cuarenta minutos y el Barça todavía no ha conseguido cascarle un gol a los blancos. Mi hermano, que es seguidor del Madrid, continúa elevando rogativas al cielo para que los de Juande no pierdan el partido. Prefiero dejarle con sus pajillas mentales, y aprovecho para leer un periódico del día, que encuentro abandonado sobre la mesita del salón.
La voz impertinente del exaltado que comenta el partido, se convierte en mi cerebro en un murmullo disimulado entre las noticias y artículos que devoro con atención. Nunca he tenido problema para abstraerme de lo que no me interesa. La noticia de portada es que la iglesia católica ha cargado, una vez más, contra las investigaciones que pueden acabar con el sufrimiento de miles de personas. Desde luego, más le hubiera valido a la humanidad que Cristo hubiera muerto de viejo en su cama, tranquilito y sin sufrir, porque hay que joderse lo que se empeñan estos señores que todo el mundo tenga que repetir el calvario del hijo de Dios. Por otro lado, la lideresa del PP vuelve a poner la mierda delante del ventilador: que si se sigue negociando con los terroristas y eso. Es una nueva jugada que deja más patente que nunca su interés personal por desgastar al gobierno, despreciando la necesidad de unidad de los que no queremos resolver los problemas con una pistola en la mano. A todo esto los comentarios de Fraga siguen siendo disculpados por los mismos que boicotean al alcalde de Getafe y Moratinos sigue jurando, por la gloria de su madre, que nunca aterrizaron aviones con presos de Guantánamo en nuestro suelo, aunque el príncipe de las Azores lo autorizara. Los psudorevolucionarios atacan comisarías y queman contenedores aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y las movilizaciones contra el plan Bolonia se pierden entre el ruido de los cristales rotos.
Segunda parte del partido y las cosas siguen igual. Mi hermano, viendo la inutilidad de sus ruegos, ya está pensando en sacar a San Jacobo Bernabeu en procesión por el pasillo a ver si le hace caso. En una foto, presuntos implicados , el grupo que hace unos años versioneaba el "Te recuerdo Amanda" de Víctor Jara, le da la mano a un recién reelegido Carlos Fabra, en fin, supongo que donde manda patrón no manda marinero y en definitiva los artístas también son asalariados, y tocan para quien les paga. En cualquier caso resulta, cuanto menos, irónico que se relacionen con otro "presunto implicado".
El Barça ha ganado al Madrid in extremis por dos goles a cero y para mi hermano el mundo es hoy una puta mierda. Tiene diecisiete años y puedo disculpar lo simple que me parece el motivo de su decepción.
La única reflexión que puedo sacar de todo esto es que la clase política, los dirigentes de los que dependen nuestro futuro, nuestra esperanzas, nuestros sueños, son una panda de irresponsables esforzados al máximo por aburrir, por cansar, por hacer que los ciudadanos pierdan, por fin, cualquier tipo de interés por la propia política, así ellos podrán seguir haciendo y deshaciendo a su antojo, sin que nadie les arranque de su privilegiada posición. Entonces deseo más que nunca ser cómo mi hermano, cómo los miles de españoles que han vivido durante días ajenos a todo lo que no fuera este partido. Perderme en el forofismo del bendito futbol y encontrar un aliciente que me aleje del cinismo, de la indecencia que marca nuestro día a día, pero como no tengo "ni puta idea" tendré que seguir tragando con el conflicto que supone vivir en este país para todo aquel con un mínimo sentido de la verguenza.
sábado, 13 de diciembre de 2008
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