martes, 3 de noviembre de 2009

Señorito Luis José




Hoy es un día triste, mejor dicho, ayer fue un día triste, es casi la una de la mañana del martes cuando me dispongo a escribir este post.
Ayer por la tarde, sobre la una y media del medio día, falleció José Luis López Vázquez.
Seguro que algún gilipollas que se cree muy gracioso, al enterarse de la noticia habrá soltado un "¿te has enterao?, se ha muerto el señoritoooooo" intentando imitar la voz singular de Gracita Morales, porque en este país, donde no se respeta ni lo más sagrado, mucho menos se va a guardar respeto por la muerte de alguien que dedicó su vida a algo tan innoble como el arte de hacer reir o llorar, de conseguir hacer olvidar a los demas, por un par de horas, sus problemas y su rutina, su agobios y sus miserias. No nos merecemos a nuestros cómicos; ni nos merecemos su esfuerzo, ni nos merecemos el detalle de que, sin darnos cuenta, se metan en nuestra vida desde niños, y nos acompañen durante nuestro viaje a ninguna parte, convirtiéndose en parte de nosotros mismos.
Al gran Fernán Gómez se le recuerda por mandar a un tío brasas ¡a la mierda! Paco Rabal fué el de "Búfalooo", y José Luis será el "señoritooooo" para toda la vida.
Y en cierta manera es normal, porque en la ficción hizo muchos papeles como señorito o mejor dicho, hizo muchas caricaturas de señorito a lo largo de su carrera. Parodia de los señoritos de verdad, de esos que no han hecho reir en su puta vida y que en aquellos tiempos grises eran los dueños del país. Y ahora también.
José Luis López Vázquez era un señor. Era un cómico, un actor, y una buena persona, y si tengo que recordarle como señorito, lo haré como aquel heredero de la casa de Leguineche; salido como el pico de una mesa, con el nombre de pila invertido en aras de una alcurnia agonizante y venida a menos, y bobo cómo solo un noble español puede llegar a ser.
El señorito Luis José se ha marchado.
¡Larga vida a Don José Luis!
Lo único que siento es que no ando muy fino hoy para rendirle el homenaje que me merece.
Hasta siempre maestro... y gracias por haber alegrado mi vida.

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