miércoles, 17 de diciembre de 2008

The life and death of Peter Sellers


La trayectoria del director Stephen Hopkins ha sido bastante irregular. Desde aquella quinta secuela de "Pesadilla en Elm Street", a mi gusto una de las mejores entregas de la saga creada por el infame Wes Craven, Hopkins se ha movido entre bodrios como la segunda parte de Depredador o aquel remake de la serie de televisión "Perdidos en el espacio" que se presentó a últimos de los noventa, a pelis de corte comercial y buena factura como "Los demonios de la noche", "Blown Away" o "Bajo sospecha". En todas ellas la característica más común es (desde mi punto de vista) la buena mano que tiene este tío para la dirección de los actores.
En el año 2005, Hopkins ofreció una visión en formato televisivo, hasta entonces bastante desconocida, sobre la vida del genial Peter Sellers.
Geoffrey Rush da vida al camaleónico actor, mostrando su faceta más íntima; la vida de un Sellers inseguro, atormentado y superado por su propia leyenda.
Siempre me ha gustado Rush, desde que le descubrí en aquella magnífica "Shine", un trabajo que le valió el Oscar por interpretar al pianista David Helfgott.
En "The life and death...", Geoffrey demuestra de nuevo su capacidad para recrear personajes complejos e inestables, así como la facilidad para el cambio de registro, algo indispensable para interpretar con fidelidad a un personaje tan prolífico como Peter Sellers.
Aunque el peso de la peli recae sobre los hombros de Rush, su trabajo está aderezado por la compañía de actores y actrices de gran calidad interpretativa, entre los que destacaría algunos: un magnífico (como siempre) John Lithgow en el papel de Blake Edwards, director de la saga de la Pantera Rosa con quien Sellers mantuvo una relación amor/odio nacida de la propia necesidad de trabajar conjuntamente; Stanley Tucci, da vida al director Stanley Kubrick responsable de uno de los trabajos más reconocidos de Sellers "Dr. Strangelove", más conocida como "¿Teléfono Rojo?: Volamos hacia Moscú"; la inexpresiva Emily Watson y su eterna carita de pena; magnífica Miriam Margolyes como la posesiva mama Sellers y, por supuesto, una Charlize Theron más preciosa que nunca.
Hay que destacar el trabajo de caracterización de los personajes, imprescindible para el resultado de este trabajo.
Otra de las bazas que más me han gustado de la peli, es el dinamismo de la cámara, muy característico en el formato telefilm, pero que además consigue impregnar un ritmo atractivo para el espectador.
En definitiva, una peli destacable que hará las delicias de cualquiera que quiera acercarse a la vida de este inolvidable actor, una de las figuras más importantes del cine universal en el último cuarto del siglo pasado.
Muy recomendable.

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