martes, 26 de mayo de 2009

Baudelaire

Ultimamente estoy yo muy francés


"Es hermosa mujer, de buena figura,
que arrastra en el vino su cabellera.
Las garras del amor, los venenos del garito,
todo resbala y se embota en su piel de granito.
Se ríe de la Muerte y desprecia la Lujuria,
y ambas, que todo inmolan a su ferocidad,
han respetado siempre en su juego salvaje,
de ese cuerpo firme y derecho la ruda majestad.

Anda como una diosa y reposa como una sultana;
tiene por el placer una fe mahometana,
y en sus brazos abiertos que llenan sus senos
atrae con la mirada a toda la raza humana.
Ella cree, ella sabe, ¡doncella infecunda!,
necesaria no obstante a la marcha del mundo,
que la belleza del cuerpo es sublime don,
que de toda infamia asegura el perdón.

Ignora el infierno igual que el purgatorio,
y cuando llegue la hora de entrar en la noche negra,
mirará de la Muerte el rostro,
como un recién nacido, sin odio ni remordimiento.

Un fragmento de "Las flores del mal" para empezar el día.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Offspring pretty fly

Hacía tiempo que no escuchaba a los Offspring. Para alguien que venía del heavy y del punk ochentero , como yo, estos tíos fueron un referente en los noventa. Es dificil de explicar . Me jode que luego a apoyaran a Bush en la guerra de Irak, pero lo cortés no quita lo valiente, y me siguen gustando un huevo. Alguien me los ha recordado hoy. Gracias. No te puedes imaginar que tarde más guapa me has regalado.

viernes, 8 de mayo de 2009

El corazón hermético

Guardé mi corazón en la mochila, hace ya, ¡puff! una tira de tiempo. Abandoné la senda que, poco a poco, fui dibujando hasta aquel momento; dejé a mi compañera, con el alma arañada por una esperanza mil veces frustrada, y moldeé en su cara el rostro de la decepción.

Pero estoy aquí, y soy mejor.

Esbocé con tiza roja un camino nuevo hacía otro lugar, buscando la manera de volver a ser yo mismo, pues la cotidianeidad del tiempo, los anhelos rescatados del baúl adolescente donde permanecen vivas las ilusiones postreras, cegaron mi entendimiento, y en la elasticidad acomodaticia de la rutina, confundieron mis sentidos.

Y no era feliz.

Enfilé por la calle de enmedio, como suelo hacer siempre; me tiré a la piscina pensando que podría hacer saltos de trampolín en un vaso lleno de agua, y aunque demostré la misma gracia que un paquidermo perdido en una cacharrería, no salí mal parado del todo.

Me arriesgué.

Amé, lloré, grité.
Me vacié para poder volver a llenarme, como un borracho, como un adicto a la vida.
Vaciando los posos del ayer; las excrecencias que debían ser eliminadas por el retrete de mi cuarto de baño. Filtrando, aclarando mi alma.

Me limpié.

Fui testigo del mayor milagro y víctima de la peor tragedia: ver como mi futuro crecía y no poder guardarle conmigo. Pero jugamos, y reímos, y pintamos peces azules, y lunas con cara de perra, y trenes de ojos grandes. Y en un mohín de pura inocencia, en una mirada que, por un segundo, solo por un segundo, me devolvió a la impecable blancura de las hojas de un cuaderno escolar sin estrenar

Me encontré

Y me vi hermoso, como hacía años que no me veía.

Pero también frágil y vulnerable.

Y entonces comprendí que ya mi tiempo había pasado, y otro era ahora el elegido de los dioses.
El que tiene que trazar su camino con tiza roja.
A partir de entonces, la senda que voy trazando ya no está pintada de rojo, sino de blanco, de un blanco luminoso que se pueda ver, incluso, en la noche más cerrada, porque mi camino ya no busca más sentido, que intentar eliminar los obstáculos de la senda del que viene detrás de mí.